“Uno aprende a hacer películas haciendo películas.”

Fabian Bielinsky (1959-2006)

 

Con solo dos películas en toda su filmografía, Fabián Bielinsky dejó un legado muy importante dentro del cine argentino.

Cine.- Con solo dos películas en toda su filmografía, Fabián Bielinsky dejó un legado muy importante dentro del cine argentino y detrás de sí uno de los sabores más amargos que puede dejar un gran cineasta o cualquier gran artista: morir demasiado pronto. Bielinsky inmortalizó su recuerdo en escasas pero grandiosas creaciones, con muchas posibilidades de haberse convertido en un rico universo autoral, del que ahora solo queda la suposición de lo que pudo haber sido y no precisamente lo que fue.

Bielinsky trabajó muchos años en el mundo publicitario e hizo una carrera en ese ámbito, así como en el cine. Fue asistente de dirección en numerosos proyectos audiovisuales, pero no comenzaría a llamar la atención propiamente como realizador hasta que el guion de Nueve reinas se llevó el galardón del concurso de Nuevos Talentos en 1998, lo que aseguró que se hiciera la producción e inversión por parte de Patagonik Film Group.

Su ópera prima, Nueve reinas, es una incesante montaña rusa de emociones, de rapidez e ingenio que desprende de la pantalla con cada minuto que pasa. Cada acción genera otra igual de importante para el desarrollo de la trama, como si el guion hubiera sido construido como una serie de piezas de dominó chocando entre sí. La historia gira en torno a una red de mentiras en la que se mueven dos estafadores callejeros, en una oportunidad única en sus vidas, una estafa tan loca que es imposible habérsela inventado.

Con Nueve reinas se nota la clara influencia del cine norteamericano, en especial de los thrillers y filmes policiacos de los años setenta, que tanto influyeron a su director. Una historia universal sobre la búsqueda de riqueza por medio de la vía fácil, pero trasladada a un contexto argentino local, sobre todo un tema tan latinoamericano como lo es el estereotipo de la viveza criolla.

Con esta película podemos desglosar distintas características que posiblemente pudieron ser recurrentes en su filmografía, al estar también presentes en su siguiente proyecto, El Aura, como lo son: los personajes moralmente ambiguos, la inalcanzable búsqueda por el crimen perfecto, la admiración por el ingenio al arte del engaño, la atención a los detalles más simples, la metódica y casi milimétrica planificación.

Aun cuando estas dos obras guardan estas similitudes, son muy diferentes entre sí. La primera teniendo muchos toques de comedia negra, numerosos e ingeniosos diálogos y una sorpresa tras otras otra bombardeando constantemente al espectador, mientras que la segunda es una historia mucho más contemplativa de un hombre con la peligrosa obsesión de planificar un crimen, una puesta en escena mucho más cuidada, una estética centrada en los detalles, pero muy acorde a la personalidad aislada y fría del protagonista.

Bielinsky demostró ser un maestro en lo que a la manipulación en cine se refiere, donde siempre predomina el ingenio cargado del más puro suspenso e intriga con sabor un contenido fresco y original, así como cautivador… aun cuando solo hayan sido dos trabajos como director, las dos son obras maestras, con un legado que sigue presente, inmortalizado y disponible para capturar la imaginación de nuevos cineastas, que con suerte puedan sacar lo mejor de su influencia.

VoxBox.-

Por Luis De León

Licenciado en comunicación social y paralelamente soy estudiante de cine en Venezuela.

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